viernes, 8 de abril de 2016

En la memoria...

.... de la persona más maravillosa que pudo haber existido en esta Tierra. Le dedico estas líneas aunque no a su debido tiempo porque el aniversario del momento más terrible de mi vida fue hace dos días.
Hace cuatro años llegó el más cruel de los lutos y la pérdida más grande que existe en esta vida: se nos fue mi madre a causa de un terrible criminal silencioso, el cáncer. Nos quitó la luchadora que de más fuerza de voluntad disponía. Una mujer que jamás se dio por vencida. Una mujer que al quedarse sola con dos niñas hace muchos años, no se quedó llorando en un rincón, ni se puso a lamentarse: se levantó e hizo todo lo posible para sacar adelante a sus dos hijas sin la ayuda de nadie y sin una nueva pareja. Se dedicó por completo a darnos una vida digna, olvidándose de sí misma siempre sonriendo y nunca haciéndonos saber lo muchísimo que sufría.  Justamente por ser una santa, en las siguientes líneas podréis leer una dedicatoria especial a ella, a la persona cuya muerte jamás podré superar.


Querida mamá, sé que ya no podrás leer esta dedicatoria personalmente. Pero yo creo en que tú sigues viviendo en mi interior y por eso ves y sientes mis pensamientos desde allí arriba y eso te ayudará a llegar a ver lo muchísimo que sigo/ seguimos queriéndote.  Hay tantas cosas que no había tenido posibilidad de decirte y el destino nos hubiera reservado tantas cosas aún en esta vida... No pude pedir tu perdón por mi carácter que tuve durante tantos años con el que te amargué tantos días de tu valiosa vida. Y agradecerte esa lucha de cadena perpetua que mantuviste contra mi enfermedad y contra el estar tan sola en la vida al llegar a divorciaros y tener que criar a dos niñas, afrontando las crueldades más grandes de la vida. No puedo ni decirte lo mucho que lamento el hecho de  no haber sido una hija mejor para ti, el no ser digna para tener una madre tan maravillosa como tú eras. Una luchadora admirable, que fue un ejemplo a seguir  para todo el mundo. Y nada me hace más orgullosa en esta vida que ser tu hija. El privilegio de tener una mami que quería tanto a mis amigos también, le interesaba el mundo en mi alrededor y a quien no le importaba que no le gustaba alguna cosa ,con tal de verlo o hacerlo juntas, encontraba la alegría en ello. A quien solo le interesaba que nosotras fuéramos felices y quien hizo todo lo posible hasta lo imposible por eso. Una persona con una alma pura que nos perdonó todo y fue nuestra cómplice y amiga en todo. Que nos dio su amor tan valioso y tan incondicional día tras día.  Tenías razón al decirme que muchas veces dejé que tu me pidieras perdón y yo no lo hice. Hoy ya entendí que era  porque era una inmadura que no supo estimar la gravedad de sus palabras.  Siento remordimiento horrible por eso porque yo no tengo nada que perdonarte. Tú me diste la vida y esta vida  es el regalo más valioso que uno pueda tener. Estuviste a mi lado en lo bueno y en lo malo. Velabas a mi lado en el hospital soportando conmigo tantos dolores de tantas operaciones.  Me aceptaste y me soportaste tal y como era. Me defendiste ante todos (aun sabiendo que no siempre era yo la que tenía la razón)  y estuviste orgullosa de que yo fuera tu hija. A pesar de la influencia de muchas personas tú no me entregaste a ninguna residencia especial, sino luchabas para lograr que mejoráramos lo más posible mi estado. Me duele mucho que esto no pude agradecerte y honorarte lo suficientemente. Te escribo esta dedicatoria  porque  a pesar de que la vida te haya quitado de mi lado demasiado temprano,  yo quiero seguir rendiendo homenaje año tras año a esta santa que es MI MADRE. Una madre que hubiera merecido una vida mucho mejor y a quien había destrozado injustamente temprano una enfermedad tan fea. Siempre te guardaré en mi corazón y nunca olvidaré nuestra vida común. Tus bromas, tus carcajadas, los cantos juntas, los bailes, los grandes partidos de jugar a las cartas, hacernos la perezosa juntas ante la tele, tu sonrisa, tu sensibilidad, tus besos, tus abrazos, tus caricias, las tazas de cacao llevadas a la cama por las mañanas, tus pasteles y comidas deliciosísimas  y el tono en que me dijiste: te quiero mucho muñequita mía... Puede que muchas veces no lo hayas sentido, pero yo también te quiero mucho, mi mamacita querida que es mi tesoro más grande en esta vida. Te quiero mucho mamá, y tu recuerdo queda grabado para siempre en el lugar más especial de mi corazón.

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